Afganistán y Pakistán confirmaron este domingo la entrada en vigor de un alto al fuego inmediato, alcanzado en Doha, bajo la mediación de Qatar y Turquía, un acuerdo considerado histórico por su potencial para evitar una nueva crisis de seguridad en Asia Central, una región donde potencias como China, India y Rusia mantienen fuertes intereses estratégicos.
De acuerdo con el Ministerio de Exteriores de Qatar, el pacto establece el fin de las operaciones militares y el compromiso de respetar la soberanía territorial de ambos países. En los hechos, busca detener los bombardeos y enfrentamientos fronterizos ocurridos en las últimas semanas, y prohíbe el apoyo a grupos armados o actividades insurgentes en territorio vecino.
El Gobierno talibán precisó que “ninguno de los dos países emprenderá acciones hostiles ni respaldará grupos que lleven a cabo ataques contra el Gobierno de Pakistán”, mientras Islamabad confirmó que “los ataques terroristas desde Afganistán cesarán de inmediato”.
Ambas naciones acordaron reunirse nuevamente el 25 de octubre en Estambul, donde definirán los mecanismos de aplicación del tratado y su verificación, bajo la mediación de Qatar y Turquía. El viceprimer ministro y canciller paquistaní, Ishaq Dar, destacó que el próximo encuentro buscará establecer “un mecanismo de monitoreo verificable” que permita abordar el terrorismo proveniente de suelo afgano y prevenir nuevos enfrentamientos.
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Un punto crucial para Asia Central
La frontera entre Afganistán y Pakistán, de más de 2,600 kilómetros, es una de las más inestables del mundo, refugio de grupos insurgentes como el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), conocidos como los talibanes paquistaníes. Un conflicto abierto entre Kabul e Islamabad pondría en riesgo la estabilidad regional y las rutas comerciales y energéticas que conectan Asia Central con China y Oriente Medio.
Afganistán, bajo control talibán desde 2021, enfrenta una grave crisis económica y humanitaria: según la ONU, más de 22.9 millones de personas necesitan asistencia. Pakistán, por su parte, sufre una profunda crisis económica marcada por la inflación y la dependencia de financiamiento externo.
Riesgo global y geopolítica
La presencia de Pakistán e India, ambos países con capacidad nuclear, eleva cualquier tensión fronteriza a un asunto de seguridad internacional. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Pakistán cuenta con unas 170 ojivas nucleares.
Además, el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) —clave para la Nueva Ruta de la Seda de Pekín— atraviesa regiones afectadas por la violencia. China, principal aliado de Islamabad, considera esencial la estabilidad de la zona, mientras Rusia e India observan con cautela el desarrollo del pacto.
El acuerdo de Doha representa el primer compromiso diplomático serio entre Kabul e Islamabad tras años de acusaciones mutuas y choques armados, y podría marcar un punto de inflexión en las relaciones bilaterales de dos naciones clave para la paz regional.
(WCLS)