México dio hoy uno de los pasos laborales más importantes de las últimas décadas: iniciar la implementación de la jornada laboral de 40 horas semanales, una medida que coloca al país en la discusión global sobre bienestar, productividad y derechos laborales. La presidenta Claudia Sheinbaum cumplió su compromiso de avanzar hacia jornadas más justas y humanas, con un modelo gradual diseñado para que el cambio sea real, ordenado y sostenible.
Un cambio que ya funciona en el mundo
México no está improvisando. Varios países han demostrado que reducir la jornada mejora la calidad de vida y eleva la productividad. Entre ellos:
Francia: 35–39 horas, con una cultura sólida de equilibrio entre trabajo y vida personal.
España: transición hacia 37.5 horas, con pilotos exitosos en empresas públicas y privadas.
Portugal: modelos flexibles que permiten semanas más cortas sin afectar la competitividad.
Bélgica: opción legal para concentrar la jornada en menos días.
Islandia: experimentos nacionales que demostraron menos estrés y más rendimiento.
Chile: en plena reducción gradual hacia 40 horas para 2028.
La experiencia internacional apunta a beneficios claros:
menos accidentes, menos enfermedades vinculadas al estrés, mejor desempeño, más estabilidad laboral y mayor bienestar familiar.
México entra por fin a esta conversación con un modelo propio.
Cómo se implementará en México
La reforma establece un periodo de transición y una reducción escalonada de horas, que avanza así:
2026: Entrada en vigor del nuevo marco.
1 de enero de 2027: La jornada baja a 46 horas.
2028: 44 horas.
2029: 42 horas.
2030: 40 horas semanales como estándar nacional.
La reducción no afectará salarios ni prestaciones. Por primera vez se prohíben horas extras a menores de edad y se fija un límite claro a las horas triples. Además, todos los centros de trabajo deberán implementar registro electrónico obligatorio para garantizar que la reducción sea efectiva y evitar simulaciones.
Más de 13 millones de personas trabajadoras serán beneficiadas directamente, sobre todo en sectores que por años han cargado con jornadas extenuantes: manufactura, comercio, alimentos, transporte y almacenamiento.
El análisis político: por qué México llega a 40 horas hasta 2027–2030
La gradualidad no solo es técnica; también es política.
La primera reducción efectiva será el 1 de enero de 2027, en un año donde habrá renovaciones de gobiernos locales y nuevos escenarios políticos. Esto convierte la reforma en un eje de debate nacional que inevitablemente tendrá repercusiones.
Al hacerlo gradual, el Gobierno busca:
Evitar choques con empresas que podrían resistirse.
Reducir riesgos de pérdida de empleo.
Neutralizar argumentos que intenten politizar la reforma en plena temporada electoral.
Dar tiempo a que los sectores productivos ajusten turnos, plantillas y procesos.
Pero también queda claro que, al llegar a 2030, México habrá dado un salto irreversible: jornadas más humanas, trabajadores más protegidos y un modelo laboral que deja atrás la lógica de desgaste.
Un país que decide trabajar mejor, no más horas
La jornada de 40 horas no es un lujo: es un estándar de justicia laboral que gran parte del mundo adoptó hace años. En México, este cambio había sido frenado una y otra vez pese a los impactos comprobados en la salud, la productividad y la calidad de vida.
Hoy arranca un proceso histórico.
Un país que por décadas normalizó jornadas interminables comienza a construir una cultura laboral distinta: más equilibrada, más humana y más digna.
La transformación ya está en marcha.

Grace Bravata (FOH)
