El fútbol como lo conocemos está a punto de vivir una de sus transformaciones más radicales desde la implementación del VAR. La FIFA ha anunciado que durante el Mundial Sub-20 de Chile 2025 pondrá a prueba una nueva regla que le entrega un poder sin precedentes a los directores técnicos: la tarjeta verde.
Este nuevo cartón no es para sancionar, sino para rectificar. Será la herramienta con la que los entrenadores podrán desafiar decisiones arbitrales y solicitar una revisión de video. Es, en esencia, el fin de la impotencia en el banquillo y el inicio de una era más estratégica y, potencialmente, más justa. Pero, ¿cómo funcionará esta mecánica que parece sacada de la NFL?
La idea es simple, pero sus implicaciones son enormes. Cada equipo dispondrá de dos oportunidades por partido para solicitar una revisión de jugada. Para hacerlo, el director técnico deberá mostrar de forma visible una tarjeta verde al árbitro central.
Las situaciones en las que se podrá solicitar la revisión son las mismas que ya contemplan el protocolo VAR:
- Goles: Para revisar si hubo fuera de juego, falta previa o si el balón cruzó la línea.
- Penales: Para determinar si una falta dentro del área fue correctamente sancionada o ignorada.
- Tarjetas rojas directas: Para chequear si una expulsión fue justificada.
- Confusión de identidad: Para corregir una amonestación o expulsión al jugador equivocado.
Es, en la práctica, un sistema de \»revisión\» que añade una nueva estrategia al juego. ¿Usarás una de tus dos oportunidades en una jugada dudosa al minuto 10 o te la guardarás para los momentos cruciales del final?
Este cambio viene acompañado de un nuevo concepto: el Football Video Support (FVS), que es como la FIFA ha rebautizado a una versión simplificada y más accesible del VAR.
El organismo rector del fútbol mundial reconoce que el VAR, con su alto costo de implementación, su necesidad de múltiples cámaras y personal altamente capacitado, es un lujo que muchas ligas y federaciones en el mundo no pueden permitirse. El FVS nace como una respuesta directa a este problema, buscando ser una solución \»low-cost\» para democratizar el videoarbitraje. Su objetivo es claro: minimizar la pérdida de tiempo en revisión y llevar la tecnología a países y competiciones que se han quedado atrás.
La implementación de la tarjeta verde y el FVS ataca directamente dos de las mayores críticas al arbitraje moderno: la falta de poder de los equipos ante un error claro y la brecha tecnológica entre las ligas de élite y el resto del mundo.
Más justicia deportiva: Les da a los equipos una herramienta directa para corregir errores arbitrales que puedan definir un partido.
Democratización de la tecnología: El FVS permitirá que ligas con menos recursos, como muchas en Latinoamérica o África, puedan tener acceso a un sistema de \»video asistencia\», nivelando un poco la cancha.
Agilidad en las decisiones: Al ser un sistema simplificado, se espera que las revisiones del FVS sean más rápidas que las del VAR actual, combatiendo las largas y frustrantes pausas en el juego.
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FFO