Durante la temporada de Día de Muertos, la Ciudad de México se transforma en un mosaico de flores de cempasúchil, velas y colores que envuelven calles, plazas y edificios cargados de historia. Sin embargo, detrás de su belleza y monumentos emblemáticos, la capital también resguarda leyendas urbanas que han trascendido generaciones, relatos que combinan misterio, tragedia y, en ocasiones, un toque de humor negro.
Dejando a un lado a figuras tan populares como La Llorona o La Planchada, existen historias poco conocidas que han quedado grabadas en los rincones más cotidianos de la ciudad, especialmente en su sistema de transporte más emblemático: el Metro de la CDMX.
Fantasmas en el Metro
Miles de personas viajan diariamente por las líneas del Metro, pero cuando los andenes se vacían, una atmósfera lúgubre parece apoderarse de los túneles. Ahí nacen relatos que mezclan el ruido metálico de los trenes con el eco de lo sobrenatural.
- El niño de Pantitlán: En la terminal más concurrida de la ciudad, donde convergen las líneas A, 1, 5 y 9, se dice que un pequeño espectro descalzo recorre los pasillos, siempre solo y en silencio.
- La niña de Terminal Aérea: Usuarios afirman haber visto a una niña que aparece en los túneles vacíos durante la noche. Lanza una pelota o pide ayuda para atarse las agujetas, pero al acercarse, algunos aseguran que solo ven su cabeza flotando o descubren que no tiene piernas.
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- Almas sin descanso en Panteones: Rodeada por cementerios como el Español, Alemán y Sanctorum, la estación Panteones de la Línea 2 es escenario de susurros, lamentos y corrientes de aire helado que muchos atribuyen a espíritus que aún no encuentran la paz.
- Los llantos en Consulado: Vigilantes del Metro afirman escuchar el llanto de un niño durante la madrugada, como si buscara a su padre. Nadie ha logrado encontrar su origen, pero el sonido sigue siendo parte de las historias nocturnas de la estación.
El vampiro de Barranca del Muerto
No todos los relatos son de fantasmas. En la estación Barranca del Muerto, de la Línea 7, se cuenta la historia de un vampiro. Un hombre que se quedó dormido hasta la última estación relató haber despertado dentro del resguardo y encontrarse frente a una figura con orejas puntiagudas y ojos amarillos que se acercaba lentamente. Despertó en el hospital y compartió su experiencia, aunque nadie le creyó.
Entre mitos, miedo y curiosidad, estas leyendas forman parte del imaginario urbano de la Ciudad de México, recordando que, incluso entre el bullicio de la vida cotidiana, las historias del más allá también viajan en el Metro.
(WCLS)
