La crisis política en Washington sigue escalando. Este jueves, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, advirtió que la cifra de despidos de empleados federales podría alcanzar “miles” debido al cierre del Gobierno de Estados Unidos, que ya cumple su segunda jornada consecutiva.
Según Leavitt, el bloqueo legislativo es responsabilidad de los demócratas. “Estas conversaciones y reuniones no estarían ocurriendo si los demócratas abiertos hubieran votado para mantener el Gobierno”, afirmó la funcionaria en conferencia de prensa.
La estrategia de la Casa Blanca de Trump
De acuerdo con informes oficiales, la Administración de Donald Trump ha diseñado planes para aprovechar la parálisis administrativa como una oportunidad para despedir trabajadores federales. El objetivo declarado sería reducir el tamaño de la Administración pública, uno de los ejes centrales del proyecto político republicano.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés) informó que los recortes podrían comenzar en “dos días” si no se alcanza un acuerdo presupuestario en el Congreso.
El trasfondo del bloqueo político
El cierre del Gobierno se debe a la falta de consenso entre republicanos y demócratas para aprobar una extensión presupuestaria que garantice el financiamiento de las agencias federales.
Mientras los demócratas exigen un incremento de los fondos destinados al sistema de salud, los republicanos rechazan la propuesta bajo el argumento de que se busca ampliar los servicios médicos a migrantes en situación irregular.
Ambos partidos se culpan mutuamente de la parálisis que ya afecta a miles de empleados públicos, quienes enfrentan la incertidumbre sobre el pago de salarios y la continuidad de sus puestos de trabajo.
Impacto inmediato y riesgos a futuro
El cierre del Gobierno no solo amenaza a los trabajadores federales, también impacta en la operación de agencias clave en áreas como seguridad, servicios sociales y economía. Cada día de parálisis incrementa la presión sobre los legisladores, que deberán negociar contrarreloj para evitar un daño mayor a la administración federal.
Los analistas advierten que, si el cierre se prolonga, podría afectar la confianza en los mercados y complicar aún más la relación entre la Casa Blanca y el Congreso.