La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, instó este lunes al presidente Donald Trump a imponer una prohibición total de viajes a personas procedentes de países que, según ella, han enviado “invasores extranjeros” al territorio estadounidense.
En un mensaje publicado en la red social X, Noem afirmó que acaba de reunirse con Trump y le recomendó “la prohibición total de viajes a todos los países que han estado inundando nuestra nación de asesinos, sanguijuelas y adictos a las prestaciones sociales”.
Aseguró que “nuestros antepasados construyeron esta nación con sangre, sudor y un amor inquebrantable por la libertad, no para que invasores extranjeros masacren a nuestros héroes, agoten nuestros impuestos ganados con tanto esfuerzo o nos arrebaten los beneficios que les debemos a los estadounidenses”. Y concluyó: “No los queremos. A ni uno de ellos”.
Sin identificar los países, pero con lista existente
Noem no especificó a qué naciones se refería. Sin embargo, su declaración se enmarca en una política ya en marcha: en junio de 2025, el gobierno de Trump aprobó una prohibición total de viaje para ciudadanos de 12 países, Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, y una suspensión parcial de visados para nacionales de Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
El tiroteo que desató la ofensiva
La publicación llega días después de que Rahmanullah Lakanwal, un ciudadano afgano reasentado en Estados Unidos tras colaborar con fuerzas estadounidenses, disparara contra dos miembros de la Guardia Nacional en Washington. Uno de ellos, Sarah Beckstrom, falleció el 28 de noviembre.
A raíz del hecho, Trump congeló todas las solicitudes de asilo, paralizó trámites migratorios para afganos, incluidos excolaboradores del gobierno, y anunció su intención de “pausar permanentemente la migración de todos los países del Tercer Mundo”.
Criminalización colectiva bajo el discurso de seguridad
Analistas señalan que la retórica de Noem, que equipara migrantes con “asesinos” y “sanguijuelas”, refleja una estrategia deliberada: utilizar un crimen aislado para justificar políticas de exclusión masiva.
Este enfoque no solo estigmatiza a comunidades enteras, sino que ignora que más de 190.000 afganos fueron reasentados en EE.UU. tras la retirada de 2021 bajo la promesa de protección, tras arriesgar sus vidas al apoyar la intervención estadounidense.

