Pero también pide recortes del 22% en el gasto público no militar, o sea 163,000 millones de dólares, en un momento en que la administración ha encargado a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, recortar el gasto federal, con miles de despidos.
En un comunicado el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, denunció el proyecto: «Sus políticas son nada menos que un ataque a gran escala a los estadounidenses que trabajan duro».
«Mientras destripa la sanidad, ataca la educación y recorta programas de los que dependen las familias, financia exenciones fiscales para multimillonarios y grandes corporaciones», protesta.
Para la Casa Blanca es la propuesta de un presidente que ha convertido la lucha contra la migración ilegal en una de sus prioridades. Se trata, según ella, de financiar «deportaciones masivas y detener el flujo de beneficios ilimitados a los migrantes ilegales, que tienen preferencia sobre los ciudadanos estadounidenses».
Una versión más completa del presupuesto se someterá a la aprobación del Congreso. Muchos de los recortes están dirigidos contra programas considerados «woke», término peyorativo utilizado por los conservadores para designar las políticas de fomento de la diversidad o corrientes de investigación universitaria sobre discriminación de género o racial.
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