El mezcal de pechuga, una bebida emblemática de la cultura mexicana, se posicionó como protagonista en la Feria del Mezcal 2025, que se celebró del 18 al 29 de julio en Oaxaca. Este destilado, reservado para ceremonias significativas como el Día de Muertos o fiestas patronales, destaca por su proceso artesanal y su singular ingrediente: una pechuga de ave, que le otorga un sabor único y profundo, consolidándolo como un ícono de la tradición indígena.
El proceso de elaboración del mezcal de pechuga es un arte ancestral. A partir de agaves que maduran entre ocho y quince años, los maestros mezcaleros, principalmente de comunidades mixtecas y nahuas, combinan la destilación con frutas regionales como tejocote, guayaba o lima, y la pechuga de gallina o guajolote. Esta se suspende en el alambique, permitiendo que los vapores impregnen el líquido con un sabor “carnoso” y una textura suave, ideal para disfrutarse solo o en cocteles. Este método, a veces con triple destilación, refleja el respeto por la naturaleza y el legado cultural, como se documenta en textos como Mezcal: alimentos y bebidas de los pueblos indígenas de México.

Además, el mezcal de pechuga trasciende su sabor para convertirse en un ritual espiritual. En Oaxaca y Guerrero, esta bebida es una ofrenda a la tierra y los ancestros, simbolizando la conexión entre lo humano y lo divino. Su producción limitada y su vínculo con festividades lo convierten en un tesoro cultural, reconocido mundialmente y celebrado en el Día Nacional del Mezcal cada 20 de octubre. La Feria del Mezcal 2026 promete ser una ventana para apreciar esta bebida, que encapsula la resistencia y creatividad de los pueblos indígenas mexicanos.
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