Ernestina Godoy asume la Fiscalía de la República en un momento en el que el país exige resultados inmediatos, claridad institucional y un cambio real en la forma en que se persigue la justicia. Su llegada no es casual: representa una apuesta por la experiencia, la firmeza procesal y el control político-técnico de una institución que carga con rezagos históricos.
Una trayectoria marcada por la solvencia jurídica y la defensa de causas sociales
Godoy no es improvisada. Su carrera ha estado vinculada a la defensa de derechos, el litigio estratégico y la construcción de marcos legales. Desde el Congreso local coordinó iniciativas clave en materia penal y de género; en la Fiscalía de la CDMX se posicionó como una operadora con mano firme ante estructuras delictivas complejas.
Entre los aspectos positivos que se le reconocen destacan:
Capacidad técnica para reordenar instituciones.
Visión de justicia con enfoque social, especialmente en violencia contra las mujeres.
Experiencia en desarticular redes criminales urbanas, corrupción inmobiliaria y esquemas de extorsión.
Estilo directo, disciplinado y de decisiones contundentes.
Los casos que marcaron su desempeño y que ahora definen la expectativa nacional
En su paso por la Fiscalía capitalina llevó procesos que colocaron el reflector sobre ella:
Cártel Inmobiliario de la Benito Juárez: un caso emblemático de corrupción de alto nivel con impacto nacional.
Bandas de extorsión y secuestro con fuerte presencia en la capital.
Casos de feminicidio donde impulsó protocolos más estrictos en la investigación.
Revisión de abusos policiales y procedimientos internos.
Estos antecedentes la proyectan como una fiscal que no rehúye casos complejos y entiende cómo operan las redes criminales con anclaje político.
Los desafíos inmediatos al frente de la Fiscalía de la República
El cargo que asume no admite curva de aprendizaje. Los pendientes están ahí:
Restituir la confianza ciudadana en la institución más cuestionada del país.
Perseguir la corrupción sin sesgos en un escenario donde las presiones políticas son inevitables.
Destrabar casos emblemáticos que hoy están detenidos o sin resolución clara.
Fortalecer las fiscalías estatales, muchas de ellas debilitadas y sin autonomía real.
Coordinar la inteligencia nacional ante fenómenos como extorsión, ciberdelitos y violencia regional.
Lo que le espera al país bajo su nueva dirección
La llegada de Ernestina Godoy envía un mensaje claro: la Fiscalía entra en una etapa de reordenamiento interno, donde el método, la disciplina procesal y la política de resultados serán inamovibles. Si consigue blindarse del ruido político, México podría ver:
Procesos más firmes contra la corrupción.
Mayor combate a la impunidad en delitos de alto impacto.
Un giro hacia la investigación científica, dejando atrás inercias del pasado.
Un fortalecimiento de la justicia con perspectiva de género, uno de los puntos que hoy marca agenda nacional.
Sin embargo, también enfrentará tensiones: la oposición la ve con reserva, ciertos grupos esperan frenar investigaciones históricas, y el país exige justicia sin pretextos.
La lectura política para los próximos años
En términos de gobernabilidad, su nombramiento implica que la Fiscalía dejará de ser un espacio rehén de inercias. Godoy simboliza un modelo de fiscal que entra con experiencia, respaldo y claridad sobre lo que debe ordenar. Si logra mantener independencia operativa —sin comprometer la coordinación con el Ejecutivo— podría convertirse en una de las figuras más determinantes de este sexenio.
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